EL CUENTO DEL LEÓN Y EL CONEJO
Quiero contarles un cuento acerca de un conejo y un león. Había un señor que sembraba sandias; también había un león, y el león iba muy seguido a escondidas a comerse las sandias del señor. El conejo había estado viendo lo que hacia el león, y el también fue a comerse las sandias varias veces, solo que le echo la culpa al león.
Entonces el dueño del plantío de sandias vino a ver sus sandias, y cuando llego, vio que los animales se habían estado comiendo las sandias. AI estar ahí, se le ocurrió una manera de hacer un muñeco para espantar a los animales y ponerlo en su plantío. Más tarde, el león regreso y dijo:
― ¿Qué es eso que hay aquí? Voy a pegarle -dijo el león.
El león se le acerco y le dio un golpe con la mano, pero su mano se le quedo pegada en el muñeco; le pego con la otra mano, y ahora sus dos manos estaban pegadas. Luego volvió a pegarle, ahora con la pata, pero también se le quedo bien pegada. Y ahí se quedo, todo pegado al muñeco.
El dueño del plantío de sandias llego y vio al león ahí pegado, y le dio de golpes. El león estaba todo golpeado y muy adolorido, y el conejo no se encontraba por ningún lado cerca de ahí; ya se había ido.
El león se fue de ahí; otra vez se había escapado y estaba a salvo. Al ir caminado, encontró al conejo sentado comiendo guanábanas en un árbol de guanábanas. Entonces el león se le acerco y le dijo:
― ¿Qué haces aquí? Tu eres el culpable, tu eres el mero culpable, y el dueño me dio de golpes a mi por culpa tuya.
―Oh, tío, no te preocupes por eso. Aquí hay muchas guanábanas, por si quieres comer ―le dijo el conejo al león
―Sí, yo quiero unas -dijo el león.
Entonces el conejo arranco una guanábana verde y la envolvió en una hoja del árbol. El león abrió la boca, y el conejo le aventó la guanábana en la boca. Pero se le ator6 en la garganta, y el león cayó al suelo. Por poco se muere ahí en el suelo, mientras el conejo se volvió a ir.
El conejo se fue y llego a un lugar donde había una roca muy grande. El conejo estaba ahí junto a la roca, y dijo que la estaba deteniendo. Entonces llego y dijo:
―Ah!, ahí estas, conejo. Ahora si te voy a comer. Tu eres el que me acaba de echar la guanábana en la boca, y por poco me muero -dijo el león.
―Oh, tío, yo he estado aquí deteniendo el mundo ―dijo el conejo al león.
Y el león de veras le creyó. Oh, ¿es el pie del mundo ese que estas deteniendo?
―dijo el león.
―Sí, y si tu quieres, puedes venir a sentarte aquí y ayudarme un poco. Siéntate y detén un rato el pie del mundo mientras yo voy a buscar algo para comer. Tengo mucha hambre ―dijo el conejo, y se fue.
El león se sentó ahí y detuvo la roca con todas sus fuerzas. Pasaron muchas horas y el conejo no volvía; entonces el león empezó a pensar:
― ¿Que pasa aquí? ¿Me moriré si trato de correr y escapar de aquí? Voy a tratar de echarme un brinco largo hasta allá -dijo el león.
Entonces trato de separar un poco la espalda de la roca, y se dio cuenta que la roca no se movía, sino que se quedo en su lugar. Así que empezó a pensar en brincar hasta allá. Pego un brinco largo, y se dio cuenta que la roca no se movía para nada. Y al alejarse de ahí, empezó a decir otra vez:
―Ahora si ese conejo va a ver quién soy, porque ahora si me lo voy a comer. EI ya me ha molestado mucho. ¡Vámonos!; voy a buscarlo -dijo el león, y se fue.Entonces encontró otra vez al conejo; ahí estaba escondido entre el zacate.
―Ahora si te voy a comer, conejo. Estuve deteniendo esa roca por mucho tiempo, y ya no pude aguantar ―le dijo el león al conejo, escondido ahí entre el zacate.
―Pero, tío, yo estoy aquí escondido porque vienen muchos soldados ―y me van a matar si nos ven, por eso estoy escondido ―dijo el conejo al león.
― ¿De veras me estás diciendo la verdad? ―le dijo el león al conejo.
―Sí, es la verdad la que te estoy diciendo. Siéntate aquí conmigo. Siéntate, porque tú eres muy grande y te pueden ver fácilmente. Como yo soy chiquito, voy a ir mas adelante. Soy tan chiquito que no me van a ver si camino mas allá. Tú quédate aquí porque eres muy grande ―le dijo el conejo al león.
El león le volvió a creer y se sentó. Y el conejo fue y prendió fuego al zacate; todo alrededor de donde estaba el león prendió fuego. Empezó a tronar y a chisporrotear a su alrededor, y el tronido espanto al león; todo estaba crujiendo a su alrededor. Cuando vio que era fuego, se echo a correr para tratar de escapar, y pego un gran salto para que no se quemara el pelo. Ahora si el conejo iba a ver quién era el.
―Ahora si me lo voy a comer ―dijo el león―. El va a saber que me lo voy a comer -se dijo a sí mismo el león, y se arranco.
Pero como no podía encontrar al conejo, dejo de buscarlo. El conejo se escapo porque había sido muy astuto en todo lo que había hecho. Así fue como el león se quedo muy triste. No había podido encontrar la manera de agarrar al conejo, y ya había sufrido mucho.
Así es como va el cuento del león y el conejo.